Empezaba a vivir la noche
Sin nombre especial. Cualquiera.
Sombras con aliento rojizo
Besaban el aire candente.
En agradable relente
Luna plena, con su hechizo
Los jóvenes en su ambiente.
A flor de piel el instinto
Solo deseo en la mente.
Entre nervios que se alteran
Se unen. Vehemente.
Y, consumada su entrega,
Callan. Sencillamente.
Y esta noche, casi eterna,
Tiene su nombre inherente.
  Su noche