No puedes leer la prensa
Pues quedas estupefacto
Unas veces un tal Mas
Y otrora, los sindicatos.
Pues afirman seriamente
Sin aportar ningún dato
Que todos los accidentes
Que se dan en el trabajo
Es culpa de los patronos
Que los están explotando.
He tenido que leerlo
De frente y de soslayo
Rezar, lo que ya no sé
Encomendarme a los santos
Porque no sé si reír
O dejar que fluya el llanto.
Luego lo he meditado
Y entiendo porqué lo dicen
Nunca los encontrarás
En la dureza del tajo
Pues no todos, casi todos,
Son una panda de vagos.
Porque defender al pobre
No lo hacen los sindicatos
Ni a los obreros tampoco
Me consta, lo he palpado,
Pues en mi largo camino ,
Me he vestido en ambos lados
Trabajé a pala y a pico,
en un complejo asturiano
-fue breve pero instructivo-
De patrono fue mas largo
Y nunca he podido ver
El valor del sindicato.
Yo he sufrido alguna huelga
Con los acuerdos cerrados
La empresas sacrificada
Y los obreros parados
Por querer justificar
La huelga como trabajo
Y cobrando, ellos sí,
De los días, el salario.
Y pude ver un piquete
-Lo que dicen informando-
mientras tomaba café
Mediterráneo, al costado,
Escuchando unas sardanas
Que siempre son de mi agrado
Y si aquello era informar
Soy el espíritu santo.
Era un puñado de fieras
Exhibiendo gruesos palos
y Agustina de Aragón
vestida de mamarracho
sin órbitas en los ojos
-pues se le habían saltado-
amenazando de muerte
a una vieja, trabajando,
que era, para más inri,
la esposa del propietario.
Y todos lo hemos visto
A piquetes atacando
Tirando bolas de acero
Para impedir el trabajo
Jurando a continuación
Que lo hacían informando
A obreros enajenados
Y no eran, de acero, bolas
Eran solo bellas loas
De Bécquer y los Machado.
Y hemos visto, por fin,
El valor del sindicato
Defendiendo a los obreros
Despeñaperros abajo
Abriendo universidades
Con el fin de prepararlos
Cosa que hizo en su día
Tan envilecido Franco
Que el pobre, era un pardillo
Si a estos lo comparamos.
MORALEJA
No puede decir el cojo
Corre, corre, que te cojo.