Estos días he estado escuchando en el Parlamento, los comentarios de diversos partidos políticos, exponiendo los métodos, mediante los que se lograría la mejora de nuestras vidas; otros, deslegitimando a los que no piensan como ellos, argumentan en contra, lo que conllevaría la pérdida de beneficios, portadores de bondad para nuestra existencia. Vemos, pues, que nuestra vida camina sobre leyes y disposiciones que se legislan mediante la política.
Por otro lado, la Filosofía, que es la reflexión sobre la esencia de las causas y efectos de las cosas, se relaciona con las mismas materias, y la Poesía, también, por cuanto, según opinión generalizada, es la hermana de la filosofía, o, tal vez, una, en si misma. Yo creo que son complementarias, la poesía filosofa, sobre la poética de la filosofía.
Cuando alguno de los llamados hacedores de opinión hablan, no sobre política, sino sobre determinadas políticas, alguna lengua, de las de doble filo, lo descalifica mediante groseras expresiones, en alguna de las modernas comunicaciones de pocas palabras.
Lo que, en definitiva, pretenden, es que calle el profesional, la voz que opina sobre causas y efectos, – o sea, según la definición, el filósofo, – y, consecuentemente, que calle el poeta, a fin de que no pueda expresar con la musicalidad de las palabras, lo que aquél trata de justificar, mediante la reflexión.
Puede opinar David Hume, sobre la dificultad de defender la inmortalidad del alma, mientras Unamuno afirma que es posible demostrar su mortalidad, y, Aristóteles, la considere una entelequia, pero, si calla el poeta, ¿quién le infundirá vida a esa inmortalidad, dejando constancia más allá de su eterna consideración?
Y si calla el poeta, ¿quien reducirá a melódicas palabras, la disyuntiva del ser, sabiendo que no éramos, ni hemos sido, cuando el tiempo tampoco era; o, cuando siendo, reconozcamos que no seremos, porque hemos perdido la esperanza, de que exista un mundo etéreo y celestial, en el que, eternamente, deberíamos seguir siendo?.
Y si calla el poeta, ¿quién cantará la gesta de los hombres?; ¿quién sus triunfos y sus fracasos, sobreponiendo a los hechos, la belleza del cantar?. ¿Quién será capaz de explicar la perversión del triunfo, cuando el horror de la guerra, ponga de manifiesto la indignidad de sus pretensiones?.
Y si calla el poeta, ¿quién le cantará al amor?; ¿quién le dará vida, ensalzando la comunión de la esperanza con la fantasía, mediante un cúmulo de palabras? ¿Quién enaltecerá la amistad, olvidando la doblez del mundo, la tragedia en que siempre ha vivido la humanidad?.
Y si calla el poeta, ¿quién legitimará la gallardía de la pobreza, sabiendo que, a pesar de la Bienaventuranzas, los pobres nunca poseerán la Tierra? ¿Quién llorará el caminar amargo de los niños, por los fríos caminos de Europa?; ¿quién les dará esperanza?; ¿quién les aportará ilusión?
Y si calla el poeta, ……si calla el poeta, calla la vida.
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