Se ha marchado un tal  Iglesias

Con los “pitones” colgando

Del hachazo recibido

En las Ventas, por payaso.

Pensó que era charlotada 

Y un Miura le soltaron.

 

Ha sido su retirada 

Como una muerte anunciada

Celebrada para muchos

Para otros funeraria

 

Como la de aquel Piyayo

Al que, un día, cantó el pueblo,

Un buen  gitano reviejo 

Con pelo blanco y rizado

Como vellón de cordero. 

 

Este al son de la  guitarra

Al más estilo flamenco

Lanzaba por burlerías

Sus pesares hacia el viento

 

Aquel luciendo su moño 

Gesto tosco y descarado

Piquito de oro cerrado

Nos tenía hasta el potorro

Por no decir otras cosas

Que llevo tiempo pensando.

 

Jazmín de pitiminí 

refriéndose a la casta

Y en el olvido  los pobres 

Cuando le vino la racha

Y pudo, al fin,  conseguir

Un  chalet en la montaña

 

Y quitadas  las espinas

Las vergüenzas aireadas

Encaró la cara al viento

Se ciscó en sus camaradas

Cual hace un buen  comunista

Si el viento le da de cara. 

 

Viejo Piyayo que triste 

No te sirvió la guitarra

Para entonar martinetes

Con el doblar de las palmas

Y poder cantarle al pueblo

Entre el sudor de la fragua 

Las miserias de este golfo

En esta Iglesia, que es otra,

Mas digna y mas sensata

Que este Iglesias, que su honra,

La ha perdido entre la casta 

De aquel Madrid que enamora 

Y al igual que Salamanca

Enhechiza a las personas.

 

Con su triste pensamiento

De pobre dictadorzuelo

Deshágase entre las olas

Y que se lo lleve el viento

Junto a Sánchez, ¡Qué tipejo!

Pues  conociendo su canto

Le entregó los instrumentos

 

MORALEJA

Si no respetas al pueblo

Un buen día, en el otoño,

Verás que ya no te queda

Ni la coleta ni el moño. 

 

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