Al principio de los tiempos, al menos de los que yo estudiadié, existió el matriarcado. Los hombres cazaban y las mujeres, tenían a los  a los hijos, que los protegerían en las guerras,  y, ellas,  cuidaban la casa.

         Los egipcios sustituyeron, en cierto modo,  a la mujer, siendo administrador de la casa un esclavo,  y,  muchos de ellos, para las relaciones sexuales, preferían a los jóvenes.

          Los romanos, capiti-disminuyeron a las mujeres, decían que no podían gobernar “procter sesus imbecillitas”, a causa de la debilidad de su pensamiento

           Con el franquismo ocurrió otro tanto de lo mismo, las mujeres estaban  tuteladas; necesitaban el permiso del padre hasta los 23 años para casarse, y, después, estaban tuteladas por el marido.  

           En aquella época la mujer estaba destinada a tener hijos,  - el régimen decía tener hijos para la patria - y a cuidar la familia, que no era una idea tan descabellada, si le hubieran dado las facultades necesarias para tener la independencia que se merecían, porque nadie administra mejor una casa, en general, que la madre de familia.

            Estamos volviendo al matriarcado de la forma sosegada que la vida impone. Hay más mujeres que hombres en las universidades, demostrando que son mejores estudiantes en algunos ramos, y, como todo en la vida, cada uno nace con unas facultades que otros no tienen; ello, en ambos sexos.  Cada uno es cada uno y tiene sus cadaunadas.     

              Pero, un día, nació un Partido Comunista, que de la mano de un mentiroso, amoral, que se llama Sánchez llegó al poder. Y en las cuotas de poder que se repartieron, apareció una fanática, analfabeta, que la hicieron ministra, siendo el ejemplo de lo contrario que trata de inculcar a sus seguidoras feministas, que llegó a tal poder, tutelada por su “macho”.

             Pero del comunismo todos sabemos sus consecuencias, ¡Miseria!.        

             Se ha hecho la campaña para librarnos de este gobierno comunista y, cuando parece que se ha conseguido, aparece una progre, estúpida, que trata de cuadrar el círculo, y ante su postura habría que concluir que, este caso concreto, esta, no puede gobernar “prócter sesus y imbecillitas”.

             Dice que no admitirá en su gobierno a nadie de Vox,  y hay que preguntarle, de qué gobierno habla, porque no lo tendrá sin  Vox.

¡Pobres extremeños, si no entra en su gobierno la parte sensata de VOX!