Se llamaba Puigdemont. Era feíto.
Envolvía su cuerpo en la Estelada
 Despotricando, como siempre,  voz airada,
Que, de la madre España, estaba ahíto
Y para él,  era solo  la madrasta.
Se escuchaba su voz en la mañana
Cantando, suavemente, Els Segadors
El himno de su patria enamorada
Puño en alto y presto a liberarla
Del duro yugo que uncía a su nación.
Todos los males venían de una España
Que no hablaba catalán, solo español.
Charnegos de una tierra malhadada
Que de cuna y alta alcurnia mestizaban
La noble Cataluña, con  baldón.
Enviaba altas misiones a embajadas
Buscando el apoyo a su  obsesión
Imponer en lo más alto la estelada
Que, queriendo exagerar,   representaba
Al Menos-Mas, cuatro gatos y un ratón.
Cobraba impuestos y mandaba
Su propia policía y un montón
De ministerios, Y, más bien, ya se acercaba
A las granes naciones que primaban
Y huían del boato y  pretensión.
A pesar de ser un grande en los de España
Un día se vistió de fantasmón
Largo flequillo y labios boca rana
Uncido de Honorable, con su vara,
Soñando, se creyó el Emperador
Desafió al gobierno de la Patria
Las sentencias de los jueces, se saltó
Solo oyó al Junqueras que rabiaba
Por tener el poder que le faltaba
Al ser solo, y  por siempre, el segundón
             ****
Así se escribe la historia
De un payaso que creyó
Que sería su gran gloria
Darle vueltas a la noria
De Cataluña nación
Y lo han visto por Gerona
Recibiendo la ovación
Que pretende sin demora.
Pues sigue creyendo ahora
Que ya es Napoleón.
MORALEJA
Mi Cataluña, la eterna
La de dioses protegida
La de los Pla y Boadella
Votad a gente que pueda
Cauterizar bien la herida
Echando a esta ralea.

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