Caía la tarde en la cabaña del monte
Mientras los niños jugaban al corro
Villancicos cantados a coro
Nieve blanca en lejano horizonte
Los pastores acudían acordes
Adorar aquel niño en su trono
Blanca canasta, sonrisa y decoro
Triste pesebre, humilde y conforme.
Sentidos recuerdos de hijos ausentes
Inmutables sueños de hogar bendecido
Eternas familias por siempre presentes
Y, en la mente, amor contenido
Suplicando a un dios complaciente
Que siempre haya paz, que el pueblo esté unido.