Galdana
Se han fundido mar y cielo
en su fines.
y ha muerto el mundo.
Las peñas arracimadas
-fuertes y esbeltas-
sienten fundirse sus piernas
al contacto insistente del monstruo salado
Mecen las nubes sus iras al sol
Lento en su carro de fuego.
Los pinos
Vigías de aquella grandeza
Nos brindan su sombra
 Respiro tu aroma
Me besan tus suaves vaivenes de brisa
Cual diosa que rige el álito eterno
Y al anochecer
Siguen tus cumbres oscuras
Guiñándole a los luceros
Ha muerto el mundo y sus fines
Son con tus aguas, el cielo.

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