Navegan blancas en el firmamento

Formando unas capas de tul  ilusión

Cambiando el espacio de forma y  color

Sin otros motores que los suaves vientos

Con su negredad,   castigan los  cielos

Cuando la tormenta extiende el  temor

Y mueven su mundo, pidiendo perdón,

A dioses ocultos que adoran los  pueblos

Descargan la lluvia que bendice el suelo

Protegen los ojos de  tan duro sol

Rompiendo infinitos, como algo inconcreto.

Y tejen  esperanzas al cambiar de  expresión

Blancas, negras o rojas en su mundo externo

Revisten los cielos de  eterno algodón

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