Envuelta en el misterio de sus inicios
Masa redonda, y plana en sus horizontes,
Establece, perturba y remplaza sus dotes
Al paso del tiempo de los que han vivido.
Claro-obscuro en su día, por orden divino,
Receptora de tempestades, y cruentas misiones,
En montañas, ríos y humanas pasiones.
El Sol la sostiene, y, en su compromiso,
Impide que marche hacia otro destino
Rompiendo los moldes de sus estaciones
Que las rigen dioses, con mando infinito.
Puede ser eterna con gran poderío
Esta Mundo, o Tierra, de grandes naciones
Esta Tierra, o Mundo, de eternos caminos.