
La Tarde
La tarde va declinando
Rojo intenso el horizonte
Bañada en aguas saladas
Y en perfume de ilusiones
Los luceros pestañean
Guiños al mar y a los montes
Al sonreírles un ángel
Que a veces juega y se esconde.
El firmamento medita
En la oscuridad del orbe
Fantasías amorosas
Encendidas de colores
Rosas y azul las quimeras
Sobre lechos de algodones.
Rompen sus lanzas al viento
Dulcineas y quijotes
Pigmeos de varios ojos
Entre danzas y alboroques.
El sol requiebra a la luna
Para encontrarse en el borde
Del día cuando amanece
O al terminar de la noche.
Pero oculta entre los astros
La luna se une a los dioses
Cubierta con toca de oro
Y con zarcillos de flores
La tarde ha declinado
Dormida en el horizonte.