Solo anhelaba lo que no era suyo
Pretendía alcanzar lo de los otros
Sin trabajo, ni tormento, solo
Con el deseo, sin esfuerzo alguno.
Codiciaba el saber y la bondad de cada uno
La armonía de  las flores  de otro coto
En su  mente no había paz, sino alboroto
Ante el placer de los demás,  un exabrupto
Deseaba  el poder y la gloria de este mundo
Volar en un espacio a su medida
Detestaba cualquier ser que fuera puro
Oponía a la bondad  su  grosería
Su día era un camino siempre oscuro
Que nunca conducía a la armonía

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