El domingo próximo votaremos. Yo he votado en todas las elecciones que se han convocado durante la democracia, y, en ninguna, de las que se convocaron en la época de Franco. Seguramente alguno sonreirá, cuando hablo de tales votaciones, pero las hubo y algún día dedicaré tiempo a explicar – no lo que dicen que pasó, los que hablan de forma interesada – sino lo que realmente pasaba, porque yo he vivido toda su etapa. Gobernó 36 años, y, cuando murió, yo tenía 42. En las del Franquismo no voté, porque era joven, y, consecuentemente, anti-régimen, en las demás, siempre tuve dudas, que se fueron disipando, a medida que pasaban los años. El tiempo me ha enseñado que la ideología es una forma que tiene la, llamada, izquierda, para lograr votos ilusionando a los ilusionables, y a la ignorante e ilusionada juventud, así como a los encasillados soñadores. El único sentido que tiene la política, es que los que se dediquen a ella, nos proporcionen las estructuras necesarias para que, la población, tenga una vida digna y justa; digna para todos, y justa, permitiendo que cada uno disfrute, pacíficamente, de lo que se merezca. Por ello tenemos que elegir, a los que, en cada momento, pensemos, que nos la pueden proporcionar, y, es evidente, que en este camino, no existe ideología alguna, sino puro razonamiento, o, dicho de otro modo, hay que votar al que nos convenga, y, para ello, no escuchar lo que dicen que van a hacer, sino lo que han hecho, porque los que nos interesan ya han gobernado. Hay dos cosas básicas, el mantenimiento de la paz, o sea, la convivencia, y la economía. Así que vamos a darle un vistazo a los que tienen posibilidades de organizar las estructuras que necesitaremos durante los próximos cuatro años.
El Partido Socialista, ha gobernado en tres momentos. Felipe González, Zapatero y, ahora, Sánchez. El primero, organizó la convivencia y las libertades, bastante bien, pero la economía muy mal. Expoliaron Rumasa, porque, para expropiar, antes, hay que pagar, cosa que no hicieron, se repartieron sus setecientas empresas, incluido el grupo bancario, que era el octavo del país, y cuando dejó el poder, estábamos sin tener ninguna de las exigencias requeridas para entrar en Europa. Aznar lo arregló, permitiéndonos en dos años, entrar en la Comunidad. Zapatero, se cargó la convivencia, alentando el Estatuto catalán, iniciando la destrucción de España, y, para concretar, cunado se fue, la dejó arruinada, a punto de necesitar el rescate europeo, a ETA en las instituciones y un para escandaloso. Una joya el tal Zapatero. Rajoy, con sus errores, dejó un paro decente, y la economía encaminada. Y, de Sánchez, me atrevo a decir que es peor que Zapatero. Mentiroso, presuntuoso, egoísta, aliado de los independentistas, lo que no facilitará la convivencia, y perjudicará la preparación de la juventud, al limitar su mundo a su estrecha Autonomía, mediante un nacionalismo, intelectualmente, castrador, mientras niega la crisis que ha empezado, y anuncia la subida de impuestos, lo que traerá, otra vez, el temido paro.
Casado, Rivera, y, sin ningunear a Abascal, cualquiera de ellos, vale, pero Sánchez es un peligro para el porvenir, y no tenemos que olvidarnos que los pecados y errores de los padres, los pagan los hijos.