Porque tu alma nunca fue  mía
La sentí tan cerca
Latiendo en mis sienes
Entre el aire que, impalpable,
Azotaba mi cara.
Entre la luz que, a mis sueños,
Bañaba la noche
Entre el suave murmullo de la vida.
Y como nunca fue mía,
La borró el olvido
Y  puede seguir viviendo
Mi vejez, conmigo, solitaria.
Y mi espíritu tranquilo y caminante
Volará.
Y podrá el destino despejarse
En mi frente, marchita por las dudas.
Aunque tiemble entre las sombras
-sombras tuyas-
Hasta que anuncie el sol la primavera
Con el himno triunfal de la esperanza….
Ni tu aroma

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