Cada día nuevo susto.
No logro pasar la prueba
de estar un día cualquiera
sin sufrir algún disgusto
Nunca me sentí español,
desde que razón tuviera
dijo mirando hacia fuera.
El dinero no me quema
y este premio que ahora cojo
no me da ningún sonrojo.
Y tal expresión dijera.
al mirarlos de reojo.
Se llama Fernando Trueba
de oficio chamarilero
su alma solo es dinero
y grosero, de vergüenza.
Es, de aquellos de la ceja
y ayer se salió del tiesto
pues dijo sin fundamento
la susodicha “grandeza”.
Es fantasma de egocentro
vidrioso, en cuanto habla
odioso, en nuestra España
mereciendo por lo cerdo
el desprecio desde el alma
Tamborilero sin juicio
presuntuoso canalla
mequetrefe de alta gama
presumiendo de haber dicho
en su círculo ficticio
Cualquier obra recitada
El ministro, que allí estaba
por obligación del cargo
aguantó la tarascada
y no debió de aguantarla.
Debió levantarse presto
y con un corte de manga
levantando el instrumento
salir, con la cara alta,
y volverse al ministerio.
Viene a mi memoria, presto,
aquel que se confesaba
y al cura le comentaba
el ser un dicharachero.
Y que es eso, hijo mío
no sé lo que estas diciendo.
¿Como se llama vuecencia?
Yo soy el padre Velasco.
Alguien por cierto me ha dicho
que tiene el culo hecho un asco
Dicharachero, confeso,
no creo que sea el caso
pues pareces por tu exceso
un hijo puta, de espanto
Y no me acuerdo porqué
este cuento viene al caso.
Esta memoria mía
ya no puede recordarlo.
Y tal como Umbral decía
¡Pues eso!, …y ya me callo.
MORALEJA
No te importe ser quién eres
Ni tampoco lo que piensas
Pero si cobras mercedes
Es importante, de veras,
La madre que te pariera.