Un día, con mi abuelo, vendimiaba,
En los campos, aquellos, de Castilla
Era un majuelo de uvas solo tintas
Cuyas cepas un día las sembrara
El capazo, lentamente, se llenaba
Con la cadencia que mi abuelo transmitía
El sol, lentamente, se ponía
Y el lagar, a su ritmo trabajaba
La alegría de aquel zumo embriagaba
Por el amor que el trabajo desprendía
Y el júbilo, acabada la jornada
La vendimia, fue el final de mi mañana
Y el comienzo del resto de una vida
De la mano de mi abuelo recordada.