Las ultimas elecciones
     acogieron a unos mil
     partidos, que compitieron
     cada uno de por si.

     Ninguno obtuvo los votos
     para llegar a regir
     pero, extraña democracia,
     los consiguieron unir
     para lograr el mandato
     -pesebre para vivir-
     jurando que era un programa
     con la misión a cumplir
     pues el pueblo lo ha querido
     que es quien debe decidir.

     Hicieron sus reuniones
     con la tarta a repartir
     pero sus grandes acuerdos
     no los pudieron cumplir
     pues su gran inteligencia
     y su glorioso perfil
     no permitió resolverlo
     por lo intrincado del “quid”.

     Grave problema, por cierto,
     era una cuestión sutil
     un problema de narices
     ¡imposible decidir!.

     No pudieron gobernar
     porque el Alcalde de Alcañiz
     a las narices las llamaba la nariz
     y, por contra, el Alcalde de Alcañices
     a la nariz la llamaba las narices.

     MORALEJA
     Dicen que el pueblo es infalible cuando vota
     pero, a veces, es mejor cerrar la boca.

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