
Cada mañana, en aras de su oficio,
Sentado ante un cofre de monedas
Acariciaba y contaba a su manera
Soñando con los grandes beneficios
Recorría su mente por mil sitios
Buscando en los negocios la quimera
La ambición y codicia por bandera
Mezquindad y vileza su destino
Reducía su mundo el egoísmo
Su vida era un nido de miseria
Ni siquiera se ocupaba de sí mismo
Pero la vida es cruel, a su manera,
Vivió pobre, y murió siendo muy rico
Y vacía llevó su faltriquera
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