ESCRITOS EN ALARÓ

Abril-2.022-
Al contrario que en años anteriores, la Semana Santa cae lejana. Aún no han empezado ni siquiera el ensayo de los tambores con, cuyo retumbar, se acompañan las procesiones, o, quizás, no los haya oído, mitigado por el ruido que produce tanta protesta, o por el que hace el Gobierno, aparentando que la vida del común de los españoles discurre por caminos de rosas, cuando la realidad es que caminamos, cada uno con su cruz a cuestas y su corona de espinas, hacia el Calvario en el que nos crucificarán tantos mentirosos……¡Ah! y mentirosas ( faltaría más..)
Ha comenzado Abril, en este isleño pueblo, recostado en la ladera de la Sierra de Tramontana, flotando en el Mediterráneo, con un sol tibio, impropio de este mes y de estas latitudes., pero satisfechos si lo comparamos con las temperaturas que soportan en la península; nevando en media España, y escuchando decir, a los que saben, que llegará al Cantábrico, lo que, tampoco, es frecuente. Aquí, en cualquier momento, espero ver caer mansa la lluvia, como corresponde a la primavera que se presiente, aunque está tardando en llegar. En mis cortos paseos por el jardín, hecho de menos el rojo violento de los rosales, mi flor preferida, afectados por la falta de alimentación; agotados, como esos niños que recorren los caminos de Europa, sin mas abrigo que la fe, sin más vida que la esperanza.
Abril es la juventud del año, una adolescencia con extrañas reacciones, con vientos, en otro espacio, mas o menos huracanados, pero, en nuestro mundo, suelen llegar revestidos de suaves brisas, polinizando las plantas, cuyas flores expondrán al mundo sus colores, y, también, sus ocultas espinas, que, con aquellas, declinarán con la llegada del calor y encontrarán la tranquilidad en un otoño, gris y macilento, esperando, sumiso, la crudeza del invierno.
En este primer día de Abril, nubes blancas cubren el firmamento, habitualmente azul, del que dicen que es el reflejo del mar que nos rodea, aunque, pienso, que es el espejo donde una misteriosa y desconocida parte del universo, se contempla desde los lejanos tiempos, en que los dioses estaban personalizados
Hoy nace Abril, acariciado por el canto de los pájaros que disfrutan del nuevo día, viendo el revoloteo de los polluelos recién nacidos, que esperan en el nido los alimentos que, los progenitores, irán dejado caer en sus picos, y, al poco tiempo, los empujarán para que inicien su primer vuelo, desde el que podrán ver que nuestro mundo, en Abril, empieza a ser una alfombra de flores, un universo de vida, una expectativa de dolor.
